un mensajito de facebook, de texto, un abrazo antes de salir para que dure todo el viaje, etc.
Por momentos la soledad de la ruta, las distancias interminables, el viento, la lluvia, el horizonte que permanece
inamovible y lejano en la distancia se vuelven dificiles de llevar, reconfortaba recibir noticias de ustedes.
También, para que no sea muy extenso de leer, lo iré subiendo por partes, solo de a 1 o 2 días por vez, sino va a quedar un choclo grande que a pocos va a dar ganas de leer

He tenido algunas dificultades con el tamaño de las fotos, si quieren ver alguna en particular y hacen click con el botón derecho y tocan en "abrir en nueva pestaña" se ven completas.
Día 0 - 23 de Diciembre
Fue un día de trabajo tranquilo en la fábrica, no pasaron autos, solo camionetas. Genial por el lado del cansancio.
A las 13 salí, llegué a casa, me puse a armar el bolso, buscar algunas cosas.
Hablando con un amigo, me dice que tiene unas botas de moto con protecciones, que me las daba para el viaje, grande
Leónidas !!!
Mucho más seguras que las zapatillas de lona.
Así que fui a Boedo a buscarlas, llegué a casa, le cambié el aceite y filtro a la moto, cargué los bártulos, y la dejé
lista para la salida del día siguiente.
Durante el viaje me salvarían varias veces.


Día 1 - 24 de Diciembre - 874 km

Sonó la alarma a las 5... la apagué, me di vuelta y dormí hasta las 9, desayuné unos ricos mates, y a las 10 arranqué.
El primer tramo me recibió con mucho viento de frente y fuerte, recién en Realicó empezó a ser lateral para finalmente
convertirse en viento a favor.
Justamente en Realicó paré a merendar, y un padre e hijo me invitaron a su mesa a merendar con ellos ¿?
No entendí bien que pasaba, hasta que se presentó, eran de un pueblo cercano a Santa Rosa, habían salido a la mañana con
el hijo en su Bajaj 135 con la idea de ir hasta Neuquén de vacaciones, pero la Bajaj había perdido todo el aceite por el
retén de caja, y los dejó a pata :(
Se habían desanimado tanto que cancelaron el viaje, y estaban volviendo a dedo hasta su casa.
Me recomendó no hacer de noche hasta San Rafael, ya que la ruta tenía muchas curvas cerradas sorpresivas, y muchos
animales sueltos, que pare en general Alvear
En el camino ya empiezo a cruzarme martinetas, zorritos, ñandues. Al alcance de la mano, pero al mismo tiempo huían
atemorizados si querías sacarle una foto o tratar de tocarlos.
Cerca de las 22 llegué finalmente a Gral. Alvear, paré en un hotel, salía 450$ la noche, le pregunté si conocía alguno
más económico, me recomendó el hotel Cantoria.
Hacia allí fuí, muy lindo hotel, ducha caliente :D y colchones blanditos.
Aire acondicionado, cable, desayuno, 200$ la noche. El dueño y la esposa un amor. Muy buena onda, me ofrecieron entrar la
moto al comedor durante la noche por seguridad, aunque nunca pasa nada pero para que arriesgarse.
Día 2 - 25 de Diciembre - 597 km

Desayuné en el hotel, muy fresco y rico todo. Recomendable en serio.
Había una pareja mayor desayunando ahí también, el señor me contó que organizaba cabalgatas por Malargüe, que no fuera
por la 40, que estaba toda rota. Me miró como se lo mira a un loco, insano, aunque sin dejar de augurarme buen viaje.

En "El Sosneado" empezaron a aparecer animales sobre la ruta, 15 chivos al salir de una curva se encontraban placidamente
tomando sol y charlando en el medio de la ruta, a partir de ahí tuve que extremar precauciones.
En ese lugar, por primera vez vi las famosas "cigüeñas" que extraen petroleo, nunca había visto una salvo en películas, y
menos en funcionamiento y tan cerca. Había varias.
Paré a estirar las piernas entre general alvear y Malargüe, y en lo alto de la montaña, en el medio de la nada, siento
pasos... me sobresalté un poco, resultó ser un hombre grande trotando. No se ni desde o hacia donde se dirigía, pero me
sorprendió, una fuerza de voluntad increible.

Malargüe me gustó como ciudad, muy linda. Tendría que haber cargado nafta ahí, me confíe con el tanque casi lleno, error.
Una vez que salís de Malargüe, el asfalto de la 40 se convierte abruptamente en una sucesión de serruchos que te aflojan
los dientes, bancos de arena y polvillo muy grandes y profundos, ripio con piedras del tamaño de melones, fueron 100 km
que me resultaron interminables, dificil de controlar la moto con el viento y esas cubiertas para asfalto.
Así arrancaba el ripio

El paisaje valía la pena de todas formas. A mitad de camino me quedé sin nafta, tuve que echar mano al bidón de respaldo
por primera vez.

Una vez pasado el ripio, volvió el asfalto y lo recibí con la mayor alegría del universo, y llegué a Chos Malal sin
problemas.
No tomé en cuenta, una vez en Chos Malal, que era navidad ! No conseguí un solo hostel abierto, terminé acampando en el
camping municipal, no me gustó mucho, baños cerrados con llave todo el tiempo, para ir tenés que buscar al cuidador que
te abra la puerta, me cobraron por vehículo como si fuera un auto, cuando a la moto por lo general se le cobra la mitad o
nada.
Una vez armada la carpa, fui a pasear por el pueblo, y la costanera.



Cené 1/4 de helado, 4 rollitos de jamón y queso y me fui a dormir.
Día 3 - 26 de Diciembre - 406 km

Me desperté temprano como pocos días,a las 6 am ya tenía la carpa desarmada, la moto preparada y estaba terminando de
despertarme.
Una parejita que acampó al lado mío me invita un café con leche, me siento con ellos y nos ponemos a conversar de mi
viaje y del suyo, ellos venían subiendo desde Bariloche, me recomiendan no pasar por Zapala, que no era más que una
ciudad grande, que a ellos no les había gustado mucho.Eso sumado a que kalash me había dicho lo mismo, y un amigo me
había recomendado hacer el trayecto Pino hachado - Villa Pehuenia - Aluminé terminaron por convencerme de que Zapala no
convenía.
Opto por llegar a Las Lajas, y ahí desvíarme por la 242 a Pino Hachado.
La ruta bellísima, asfalto nuevo, señalizada, una maravilla...al menos hasta Villa Pehuenia, después sería todo ripio.
En un tramo de la 242, empiezo a notar mucha bosta de oveja o similar, mucha. Sobre la ruta.
En un momento casi no se veía el asfalto, era todo pura bosta, un paisaje surreal.
No entendía que podía ser, hasta que unos kilometros más adelante me encontré con el primero de varios arreos, luego me
enteraría que en esta época llevan a los chivos y cabras a pastear los pastos nuevos que brotan en lo alto de la montaña.
Era increible, sobre la ruta 2 caballos, 8 perros ayudando, y más de 200 chivos ocupando toda la ruta.
Lentamente uno de los jinetes me fue abriendo paso y con cuidado, poco a poco, fui atravesando el mar de chivos.
Me dieron ganas de sacar fotos, pero me pareció que no correspondía, ya que a duras penas podían abrirme paso, dudo que
les hubiera caido bien que parara a sacar una foto.

Jamás en la vida había visto tantas araucarias juntas, me contó el cuidador del camping de Junín de los Andes, que la
fruta que dan, llamada piñón, se come y es muy dulce, y que recién un árbol de 50 años de edad puede dar el fruto.


Increible la cantidad de animales sueltos, vacas, caballos, dueños majestuosos del camino, indiferentes al paso del
hombre. Por suerte ninguno trató de embestirme, o se asustó con la moto.

Atravesé Villa Pehuenia, y en alguna parte en el tramo entre Pehuenia y Aluminé, aparece un pozo gigante frente a mi, no
me da tiempo a esquivarlo, me hundó en el mismo y la moto salta para todos lados, mezcla de risa y preocupación veo por
el retrovisor a la bolsa de dormir en raudo ascenso hacia los cielos.
Se solto del pulpo y salió volando.
Freno, a paso de hombre, pongo primera y quiero dar la vuelta en U para ir a buscarla.
No se si me dormí, si estaba cansado, si no miré bien, etc. Pierdo el equilibrio, la moto se empieza a caer suavemente,
hasta quedarse depositada gentilmente sobre la tierra, con mi pierna abajo.
Intento sacar la pierna, imposible. Intento levantar la moto, imposible. No puedo ser tan pelotudo, dije para mis
adentros, por suerte a los pocos minutos pasó una 4x4 que frenó en seguida.
Se bajaron asustados, supongo que vieron la dantesca escena de la bolsa de dormir unos metros antes, después una moto
arriba de una persona, ambos tirados en la tierra y pensaron lo peor.
Me sentí más pelotudo todavía cuando les dije que estaba todo bien, solo que no podia levantar la moto, entre los 3
finalmente pudimos levantarla, acomodé las cosas, y seguí viaje a Junín de los Andes.



En la mitad del camino, aparece un puente, cruzás y empezás a costear la otra orilla del río.
mitad hombre, mitad tierra

Junín fue la gloria, encontré un camping sobre un brazo del Lago Paimún, agua crstalina, los peces saltandome alrededor,
mucha sombra, y solo para mí, espacio y tranquilidad. Un placer.
Me cobraron 70 pesos, y 10 pesos la ducha de agua caliente.




(continuará...)