Muchas gracias chicos !!!
Me dan ganas de seguir contando así !
Día 7 - 30 de Diciembre - 710 km
Despierto bastante temprano, cerca de las 7 am, termino de cargar todo, dejo las llaves en recepción y arranco.
En el arco de la salida de El Calafate, veo dos tipos en moto, una Bajaj 200 y una Twister, los saludo, me responden el
saludo y sigo viaje.
En la estación de servicio que está en la bifurcación de la ruta 5 y la 40, me vuelvo a encontrar con ellos, nos
presentamos, Victor y Cacho respectivamente, hablamos de nuestro viaje, los 3 vamos para Ushuaia.
Inmortalizando el encuentro
Me ofrecen continuar el viaje con ellos, pero como crucerean entre 120/130 km/h , prefiero dejarlos seguir adelante a su
ritmo.
En la bifurcación también se me presentan dos opciones, voy por Río Gallegos... voy por la 40 hasta alguno de los pasos
fronterizos...
Gana la mística de la 40 por sobre el sentido común.
Paso a Chile por Río Turbio, me sorprendió inmensamente el tamaño de la ciudad, es gigante.
Río Turbio
Los tiempos en la aduana fueron realmente excesivos. La única experiencia internacional que había tenido era Uruguay, en
donde máximo en 10 minutos estás arriba de la moto otra vez.
No, la aduana chilena es distinta, se toman más tiempo para chequear y controlar todo, supongo que esa es la manera
correcta, pero asi y todo, perdí 45 minutos.
Paso fronterizo Río Turbio
Las rutas de Chile son un billar, no se si serán nuevas, estimo que si, pero bien señalizadas, carteles por todos lados,
ni un pozo.
En el camino encontré una estancia de 1876 que estaba en pie todavía, podías pasar y sacar fotos, era acceso libre,
hermoso.
Finalmente llegué a la balsa que cruza el Estrecho de Magallanes, había leido en internet que te cobraban en dolares si o
si, bueno, esto o no es cierto, o ha cambiado, el cruce de auto sale 360 pesos argentinos, y el de motos 110 pesos
argentinos.
De todas formas se puede pagar en pesos chilenos o dolares si lo prefieren.
Esperando la balsa
El aviooon, el avioooon...emmm, digo, la balsa
El cruce de ida fue un idilio, se ve el mar planchado
La hermana menor charlando con los monstruos
A la altura de Cerro Sombrero me quedo en reserva, decido cargar la nafta que llevo en el Rotopax, para no gastar de más
en la Bencina.
Todo marchaba bien, la ruta hermosa, asfáltica, pero el cielo no me gustaba nada...
La ruta se perdía en el horizonte, en el cielo, un eje imaginario coincidente con la ruta dividía el atardecer en dos, a
la derecha un color celeste hermoso, soleado con pájaros alegres de un frente de tormenta con rayos, y nubes negras hasta
donde llegaba la vista que avanzaba dominando el firmamento.
Según mis cálculos, faltaban 60 kilómetros nomás para San Sebastián, suponía que aunque un poco mojado, llegaría bien a
destino.
Error. Grave, grave error.
Todavía no estaba del todo asfaltada la ruta, a 40 km de la frontera volvió el ripio de la muerte, todavía no llovía,
pero las nubes oscurecieron todo más temprano, la visibilidad ya no era buena.
A 20 km se desató la tormenta, lluvia y viento fuerte, los camiones con acoplado, cargados a tope, empezaron a pasarme en
los dos sentidos a toda velocidad, indiferentes a la lluvia. El visor cada vez con menos espacio sin salpicar de
barro.Para esa altura ya estaba hecho sopa de barro. Pensé en parar, pero a la derecha e izquierda, zanjones llenos de
agua barrosa. Para atrás, 40 km de nada, para adelante, 20 km inciertos. La única opción era seguir o seguir.
Cagado de frío, sin ver nada, a 2 por hora, veo luces a la distancia, cómo una invocación aparece ante mis ojos el hotel
"Frontera", en San Sebastián lado chileno.
Eran las 23 ya, me bajo, miro la moto, me dio pena la cantidad de barro que tenía. Me miro a mi, igual que la moto.
Entro con miedo de que me echen por mugroso, pero por suerte no fue el caso.
Les pregunto cuanto me sale pasar la noche, tiene los precios en pesos chilenos, hace la conversión, 625 pesos
argentinos, con desayuno.
Si me decía que costaba 3 mil pesos argentinos, iba a hacer noche ahí igual, estaba destruido, fisica y mentalmente.
Era un hotel lujoso por donde se lo mire, colchones con plumones delicados, baños de primera, directv, etc.
Yo solo quería una cama, una ducha caliente y secarme.
Me voy a dormir agotado, pero satisfecho de haber extendido los límites de lo que soy capaz de hacer en moto.
En un viaje anterior a Uruguay, por inexperiencia no fui con equipo de lluvia, y tuve que volverme desde el Chuy casi
lloviendo sin parar hasta mi casa en Escobar, claramente empapado
(Continúa...)